Adaptación Rav Gabriel Guiber
La Hoja

La hoja Shmini

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¿Qué somos? Barro o chocolate

¿QUE SOMOS?

Hablarán a los hijos de Israel, diciendo, éstos son los animales que comerán entre todos los animales… pero… no comerán… (Vaikra 11,2-4)

 

El motivo para prohibir la ingestión de animales y fieras impuras, se explica en el Midrash (Vaikra Raba 13,3):

Dijo rabi Iudan, hijo de rabi Shimon: todos los animales y el Leviatan, son el alimento de los justos en el mundo venidero…

La comida para un rey no es algo sencillo…

Y quien va a estar presente en esta comida, deberá tener un sentido del gusto refinado.

Está escrito en el tratado de Berajot (hoja 17a): los justos se sientan con sus coronas en sus cabezas y disfrutan del Brillo de la Divinidad.

Comer alimentos prohibidos – lo alenu – provoca un gran daño en el sentido del gusto, lo hace “grueso”, y causa la pérdida de la sensibilidad – ya no se podrá percibir el gusto de las cosas delicadas.

Y como Hakadosh Baruj Hu quiere que los justos tengan provecho de esa comida, por eso, la Tora nos prohíbe las comidas que nos dañan…

¡Increíble! – proclama el rab hagaon Arieh Shejter ztz”l.

 

Pero, hay un daño adicional que provocan los alimentos prohibidos, y este daño puede ser aún más grave.

Nosotros podemos ver niños, que en sus primeros años de vida se ven como  “genios”, niños brillantes, que imaginamos serán – con la Ayuda de Hashem – los grandes sabios de las próximas generaciones. Pero, al crecer, esa inteligencia desaparece. ¿Por qué?

 

Dijo Hakadosh Baruj Hu (Vaikra 11,43-44): no hagan abominables vuestras almas con ningún reptil, no se impurifiquen con ellos, para no ser impuros por ellos… se santificarán y serán santos, porque Yo Soy Santo, y no impurificarán vuestras almas con ningún animal que se arrastra sobre la tierra.

Si ustedes fueran los hijos del limpiador de chimeneas, y estarían trabajando junto al padre, vestidos con ropa de trabajo, toda manchada con carbón y ceniza – no me importaría…

Pero, por cuanto que ¡ustedes son Mis Hijos!, y Yo Soy Santo – ustedes también deberán ser santos…

 

¡Ay, ay, ay!, o somos santos, o – lo alenu – abominables…

Pero, hay otras impurezas, de las que debemos cuidarnos…

El “Rambam” dice: si una persona toma de un vaso que no está limpio, o come sobre un mantel no limpio, pasa por la prohibición de impurificarse, según las palabras de nuestros sabios, “Derabanan”.

 

La Tora, cuando nos menciona esta prohibición, tiene la intención de decirnos que debemos cuidar nuestras almas, que se mantengan “bonitas”, que no la impurifiquemos nosotros mismos, comiendo alimentos que no tienen la máxima pureza.

 

Y así como vemos el concepto de no impurificarnos, con respecto al cuerpo, así también con los asuntos del alma, donde hay cosas que pueden traer impurezas – lo alenu.

Hakadosh Baruj Hu nos dice: no ensucien el alma con “Lashon Hara y Rejilut”  (maledicencia y chismes). Si caen en pecados, el alma se impurifica, y –en esa condición – no podrá sentir o recibir palabras de santidad, y se alejará de las palabras con pureza…

 

Si una persona percibe, que no le siente el “gusto” a la Tefila, que no puede profundizar en sus oraciones, que no puede recitar “Nishmat Kol Jai” como es debido – es una señal que nos indica que impurificamos el alma con todo tipo de tonterías.

 

En la Guemara, en el tratado de Ioma (hoja 39a), nuestros sabios disertaron sobre el versículo “y se impurificarán en ellas”, no digas se impurificarán (Venitmetam), sino “se atontarán” (Venitamtem).

Y nos aclara, que por este motivo, la Tora no agregó la letra “Alef” a la palabra “Venitmetam” (con lo que la palabra se hace más parecida a “Venitamtem”).

 

Desde luego – esto también, podemos verlo en nuestros días – si tomamos un niño que tiene la cabeza llena de tonterías y cosas inútiles – e intentamos llevarlo al Beit Hamidrash, él no sentirá provecho en esto, porque no puede sentir el gusto dulce del estudio de Tora.

 

En cambio, tomemos un niño que estudia en un Talmud Tora, que sólo a la edad de seis años – apenas después de aprender a leer – ya sabe todo el Jumash Bereshit – al derecho y al revés.

Cuando le preguntamos cuántas veces está escrito, en el Jumash Bereshit, la palabra “Najal” (río), o la palabra “Beer” (pozo), contestará…

Y puede ser que no conteste con la máxima exactitud, pero contestará todas las preguntas, y podremos ver su gran satisfacción, al sentir que tiene gobierno sobre las sagradas escrituras…

 

Pero, debemos tener un cuidado extremo… porque este niño puro, en el momento en que absorbe tonterías y cosas inútiles – aunque sean muy pocas – ya no volverá a ser el mismo niño…

No existe la posibilidad de presenciar una reunión de burladores, y después, sentir el deseo de estar conectado a la Tora.

 

Muchas veces – prosigue rabi Iaacov – me invitaron a disertar en Ieshivot no muy “fuertes”.

En esos lugares, está aceptado que los jóvenes – en los descansos entre clase y clase, o entre las horas de estudio – salgan a jugar.

Cuando estoy disertando, antes de que llegue el momento de un breve descanso, yo les digo: si ustedes quieren el descanso para ir a jugar, adelante…

Pero, yo pongo una condición: cuando ustedes están en clase, deben “olvidarse” de los juegos.

Y saber si cumplen o no, con la condición, saber que está pasando por vuestras cabezas, es muy simple:

Si cinco minutos antes de que termine la pausa, dicen: “debemos apresurarnos y entrar al salón de clases” – significa, que en vuestras cabezas, la Tora está primera en el orden de prioridades.

En cambio, si cuando se sientan en la clase – están pensando en el juego tan apasionante que tuvieron en el descanso – significa que en vuestras cabezas no está la Tora en primer lugar, sino después de los juegos…

 

Con seguridad – está permitido y es necesario un poco de distracción, pero que la distracción no sea lo principal – con sólo un poco de Tora – ya que así, perdemos la dulzura de la Tora…

 

Esto es lo que quiere transmitirnos David Hamelej – al comienzo del Sefer Tehilim: ¿tú quieres todo lo bueno?, ¿te interesa sentirte satisfecho?… No vayas hacia las reuniones de burladores, ni enseñes eso a tus hijos, sólo la Tora te traerá la verdadera satisfacción…

Arieh Shaag.

 

¿ BARRO O CHOCOLATE ?

No impurificarán vuestras almas…

(Vaikra 11,43)

 

Este versículo nos advierte sobre la prohibición de no comer alimentos impuros– dice el rab hagaon Arieh Shejter ztz”l – y la Tora le da motivo a la prohibición: se impurificarán en ellos.

 

Ya explicamos lo que trae la Guemara, en el tratado de Ioma: nuestros sabios encontraron la señal que indica: al comer alimentos impuros, no sólo se impurifica el alma, sino que – también – se atonta el corazón…

 

Y el “Jafetz Jaim” ztz”l nos trae un ejemplo, sobre un hombre que tenía un negocio de perfumes y fragancias, y todo el día disfrutaba del buen aroma.

Un día, entró a una curtiembre (donde los cueros desprenden un aroma desagradable) y al no estar acostumbrado a esos olores – escapó del lugar…

Con el tiempo, este hombre, se vio forzado a cerrar su negocio de fragancias y tuvo que cambiar de rubro. ¿Y qué negocio abrió?

Nada más ni nada menos que una curtiembre… Al principio, se le hacía muy difícil, no podía soportar el olor que se desprendía del cuero. Pero, cuando se acostumbró, pasaba los días y las noches en su negocio sin sentir nada, como si hubiera nacido entre los cueros y sus aromas.

 

Así sucede con el que come alimentos prohibidos y se acostumbra – hasta que su corazón se atonta y su alma ya no siente la impureza. Ahora, le será muy difícil separarse de ellos.

 

Por esto, debemos cuidarnos de no impurificar el alma en lo más mínimo, porque sólo al probar un alimento prohibido, el alma se cierra, y nos impulsará a impurificarnos más, hasta no comprender nuestra propia situación.

 

Y como el hombre de la curtiembre, cuando atontamos el corazón, nos acostumbramos a la suciedad, hasta creer que el barro, es un delicioso chocolate…

 

El “Rambam”, en las leyes de entendimiento (cap.2), describe a la persona que tiene su alma enferma:

Las enfermedades del cuerpo, hacen sentir dulce a lo amargo y amargo a lo dulce, y entre ellos existen los que tienen deseos de comer alimentos que no son dignos para las personas, como la tierra y las cenizas – además de odiar los buenos alimentos, como el pan y la carne. Todo de acuerdo a la gravedad de la enfermedad…

 

Lo mismo encontramos en las personas con su alma enferma, que aman los pensamientos malos y odian el buen camino, evitándolo, y argumentando que se les hace pesado – al igual que con la enfermedad del cuerpo.

 

Y así dijo el profeta (Ieshaiahu 5,20): pobres de los que llaman al mal, bueno y al bien, malo. Ponen oscuridad a la luz y luz a la oscuridad, amargo a lo dulce y dulce a lo amargo. Y sobre ellos está escrito (Mishle 2,13): abandonan el camino recto para conducirse en la oscuridad.

 

¿Y cuál es el arreglo para los enfermos del alma?, vayan con los sabios, que son los doctores del alma…

 

El “Rambam” compara a las enfermedades del alma con las del cuerpo. Un hombre enfermo no siente el verdadero gusto de las comidas. Un alimento dulce, para él puede ser amargo, y otro amargo puede ser el más agradable. A veces, se niegan a comer pan y carne, y – cuando se agrava la enfermedad – prefieren cosas que no son dignas para ingerir, como la tierra y la ceniza.

 

Y al igual con el alma: prefieren las malas inclinaciones al buen camino, y en cada oportunidad, elegirán el camino de la oscuridad, señalándolo como el camino correcto…

 

En un seminario, realizado en los Estados Unidos, estaba sentado frente a mí, un iehudi muy alejado de la vida de la Tora y los preceptos. En el transcurso de las disertaciones, pudo descubrir que toda alma tiene parte en el mundo venidero, y también escuchó que en el Gan Eden se sientan y estudian Tora, pero, en cierto momento no entendió cuál es el placer en el estudio de la Tora, y en ese desconcierto preguntó: ¿qué Gan Eden tienen los no iehudim?…

Para responderle, le di el ejemplo donde millones de personas disfrutan, por el solo hecho de mirar un partido de futbol… y le dije: tendrán un Gan Eden como ése… porque para ellos, ése es su Gan Eden – y eso es lo que recibirán.

 

¡Pobres!, pobres los iehudim que no entienden qué es el Gan Eden. Este es elatontamiento más grande que puede tener el corazón…

A estos iehudim tan alejados, el “Rambam” les lee el versículo del profeta Ieshaiahu – que ya mencionamos – pobres de los que llaman al mal, bueno y al bien, malo. Ponen oscuridad a la luz y luz a la oscuridad, amargo a lo dulce y dulce a lo amargo.

 

Los pensamientos están torcidos, invertidos. Tomemos el ejemplo del Shabat Kodesh, que es “parte del mundo venidero” – ¿cómo describen sus corazones al Shabat y a quiénes lo guardan?

Pobres… están obligados a cuidar el Shabat… está prohibido cocinar, prohibido encender, prohibido apagar, prohibido fumar, prohibido viajar a la playa, prohibido hablar por teléfono… todo está prohibido… tienen esposadas sus manos, prohibido y prohibido – ¡es terrible!

 

Así sostienen, poniendo oscuridad a la luz y amargura a lo dulce. Un error tan grande, producto de la impureza de sus almas.

¿Acaso el Shabat no es lo más dulce que existe? Una luz potente que hace brillar todos los días de la semana…

La Tora nos dio un día de descanso… y se preocupó para que – en verdad – podamos descansar: no tenemos la molestia de las llamadas telefónicas (hoy aumentadas con mensajes de todo tipo), no hay negocios, ni compras…

Un hombre y su esposa se encuentran en la casa, con tranquilidad, la familia se sienta alrededor de la mesa para gozar de una comida festiva, y conversan con tranquilidad… un descanso de amor y de regalo, un descanso verdadero y lleno de fe… y el que entiende, no está esperando que termine…

 

Que toda la familia esté reunida en la casa, es el fundamento para el mejor futuro de toda la vida familiar. Algunas veces – Hashem pone – pandemias o guerras – y obliga a que nadie salga de la casa. No hay trabajo, no hay estudios, y esto provoca una unidad mayor, en muchas familias… Hemos comprobado cuántos divorcios se pudieron evitar, y se cerraron las carpetas al final de esos sucesos. ¡Es la fuerza del Shabat! Porque esos “límites y prohibiciones” sólo nos hacen la vida más dulce

Arieh Shaag.

Leiluy Nishmat

Israel Ben Shloime ztz”l

Lea (Luisa) Bat Rosa Aleha Hashalom

Iemima Bat Abraham Avinu Aleha Hashalom

Shlomo Ben Simi z”l

Clara Bat Elías Aleha Hashalom

Rab Itzjak Ben rabi Shalom Mordejai Shevadron ztz”l

Rivka Bat Mordejai Jaim Aleha Hashalom